16/1/08

Jesús Granada


Tengo que escribir acerca de un fotógrafo de arquitectura. Y tras un paseo por la web he elegido e Jesús Granada. Me gusta porque no sólo hace fotografía de arquitectura, sino que a su vez tiene colgadas en el blog fotos interesantes y curiosas, de la vida misma. Si alguien quiere verlas se encontrará con un blog variado, desde cerdos hasta pantys.

En realidad suelo preferir las fotos artísticas, originales, como las de Chema Mádoz. Cada vez que las miro sonrío y pienso “¡que curioso, a mí no se me hubiera ocurrido nunca…!”. Sin embargo éste autor nos hace ver una ilusión, algo irreal, que no existe y que nunca llegaremos a ver. Por éste razón no voy ha realizar mi trabajo de autor sobre Mádoz; porque lo real supera en interés a lo que no lo es.

Volviendo a mi autor seleccionado, es necesario dar una breve información acerca de su biografía.

Jesús Granada nació en Jaén y estudió en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla. Pero se dedica profesionalmente a la fotografía de arquitectura y paisaje. Trabaja por encargo para arquitectos que confían plenamente en él.

Sus reportajes son publicados mensualmente en revistas y libros. También trabaja para diversas administraciones públicas. Y ha tenido la oportunidad de exponer sus trabajos junto con grandes fotógrafos.

Centrándonos en sus trabajos he de decir que da gran importancia a la luz. La iluminación tanto en los interiores como exteriores de los edificios es de gran importancia a la hora de habitarlos o visitarlos. Es por eso que en una buena fotografía ha de expresar lo que uno siente en ese espacio.

Y no sólo eso, sino que al igual que los espacios tiene su importancia debido a sus entradas de luz y creación de sombras, una fotografía gana o pierde valor con sombras. Son un elemento más en la composición de la foto. E incluso puede ser el elemento principal.

Por otro lado, una de las seis reglas de la composición son las líneas, y estas se reflejan perfectamente con las sombras, que guían la mirada del espectador hasta el elemento fotografiado.

No hay que olvidar, que Jesús Granada inserta en sus fotos de arquitectura objetos o animales del entorno en el que está situado el edificio. Es alarmante ver una obra arquitectónica junto con una manada de vacas. O unos interiores en los cuales coloca muñecos o peluches a escala superior. Resulta desconcertante.

Creo también que realiza un buen equilibrio entre los objetos enfocados. Todo está compensado y en su sitio. Los elementos añadidos están muy bien pensados y sin ningún tipo de desequilibrio.

Es necesario comentar que Granada hay tenido muchas publicaciones tanto en España como en diversos países de la Unión Europea; e incluso en Japón, donde le publicaron un reportaje en la revista A+U de Tokio. También en Seúl (Corea) en la revista C3. Todas sus publicaciones dan un total que rondan las 145 publicaciones.

Pero además de fotógrafo y editor de profesión trabaja en la agencia de distribución internacional Fab-pics de Colonia (Alemania). Y es el cofundador de la Editorial Irreversible que se dedica a la edición de libros de arquitectura.

Para dar por finalizada la práctica de autor, he de decir que no sólo me gustan las fotos de arquitectura de Granada, sino que también me gustan aquellas que como ya he dicho reflejan la actualidad de un modo que sólo un buen profesional puede mostrar. Dando la oportunidad a lo demás de observar aquello que sólo ellos son capaces de ver.

15/1/08

¿Piensan los jóvenes?

La impresión prácticamente unánime de quienes convivimos a diario con jóvenes es que, en su mayor parte, han renunciado a pensar por su cuenta y riesgo। Por este motivo aspiro a que mis clases sean una invitación a pensar, aunque no siempre lo consiga। En este sentido, adopté hace algunos años como lema de mis cursos unas palabras de Ludwig Wittgenstein en el prólogo de sus Philosophical Investigations en las que afirmaba que "no querría con mi libro ahorrarles a otros el pensar, sino, si fuera posible, estimularles a tener pensamientos propios"


Con toda seguridad este es el permanente ideal de todos los que nos dedicamos a la enseñanza, al menos en los niveles superiores। Sin embargo, la experiencia habitual nos muestra que la mayor parte de los jóvenes no desea tener pensamientos propios, porque están persuadidos de que eso genera problemas। "Quien piensa se raya" -dicen en su jerga-, o al menos corre el peligro de rayarse y, por consiguiente, de distanciarse de los demás। Muchos recuerdan incluso que en las ocasiones en que se propusieron pensar experimentaron el sufrimiento o la soledad y están ahora escarmentados। No merece la pena pensar -vienen a decir- si requiere tanto esfuerzo, causa angustia y, a fin de cuentas, separa de los demás। Más vale vivir al día, divertirse lo que uno pueda y ya está.


En consonancia con esta actitud, el estilo de vida juvenil es notoriamente superficial y efímero; es enemigo de todo compromiso। Los jóvenes no quieren pensar porque el pensamiento -por ejemplo, sobre las graves injusticias que atraviesan nuestra cultura- exige siempre una respuesta personal, un compromiso que sólo en contadas ocasiones están dispuestos a asumir। No queda ya ni rastro de aquellos ingenuos ideales de la revolución sesentayochista de sus padres y de los mayores de cincuenta años। "Ni quiero una chaqueta para toda la vida -escribía una valiosa estudiante de Comunicación en su blog- ni quiero un mueble para toda la vida, ni nada para toda la vida। Ahora mismo decir toda la vida me parece decir demasiado. Si esto sólo me pasa a mí, el problema es mío. Pero si este es un sentimiento generalizado tenemos un nuevo problema en la sociedad que se refleja en cada una de nuestras acciones. No queremos compromiso con absolutamente nada. Consumimos relaciones de calada en calada, decimos "te quiero" demasiado rápido: la primera discusión y enseguida la relación ha terminado. Nos da miedo comprometernos, nos da miedo la responsabilidad de tener que cuidar a alguien de por vida, por no hablar de querer para toda la vida".


El temor al compromiso de toda una generación que se refugia en la superficialidad, me parece algo tremendamente peligroso। No puede menos que venir a la memoria el lúcido análisis de Hannah Arendt sobre el mal। En una carta de marzo de 1952 a su maestro Karl Jaspers escribía que "el mal radical tiene que ver de alguna manera con el hacer que los seres humanos sean superfluos en cuanto seres humanos"। Esto sucede -explicaba Arendt- cuando queda eliminada toda espontaneidad, cuando los individuos concretos y su capacidad creativa de pensar resultan superfluos। Superficialidad y superfluidad -añado yo- vienen a ser en última instancia lo mismo: quienes desean vivir sólo superficialmente acaban llevando una vida del todo superflua, una vida que está de más y que, por eso mismo, resulta a la larga nociva, insatisfactoria e inhuma।

De hecho, puede decirse sin cargar para nada las tintas que la mayoría de los universitarios de hoy en día se consideran realmente superfluos tanto en el ámbito intelectual como en un nivel más personal। No piensan que su papel trascienda mucho más allá de lograr unos grados académicos para perpetuar quizás el estatus social de sus progenitores। No les interesa la política, ni leen los periódicos salvo las crónicas deportivas, los anuncios de espectáculos y algunos cotilleos। Pensar es peligroso, dicen, y se conforman con divertirse। Comprometerse es arriesgado y se conforman en lo afectivo con las relaciones líquidas de las que con tanto éxito ha escrito Zygmunt Bauman

Resulta muy peligroso -para cada uno y para la sociedad en general- que la gente joven en su conjunto haya renunciado puerilmente a pensar। El que toda una generación no tenga apenas interés alguno en las cuestiones centrales del bien común, de la justicia, de la paz social, es muy alarmante। No pensar es realmente peligroso, porque al final son las modas y las corrientes de opinión difundidas por los medios de comunicación las que acaban moldeando el estilo de vida de toda una generación hasta sus menores entresijos। Sabemos bien que si la libertad no se ejerce día a día, el camino del pensamiento acaba siendo invadido por la selva, la sinrazón de los poderosos y las tendencias dominantes en boga

Pero, ¿qué puede hacerse? Los profesores sabemos bien que no puede obligarse a nadie a pensar, que nada ni nadie puede sustituir esa íntima actividad del espíritu humano que tiene tanto de aventura personal। Lo que sí podemos hacer siempre es empeñarnos en dar ejemplo, en estimular a nuestros alumnos -como aspiraba Wittgenstein- a tener pensamientos propios। Podremos hacerlo a menudo a través de nuestra escucha paciente y, en algunos casos, invitándoles a escribir. No se trata de malgastar nuestra enseñanza lamentándonos de la situación de la juventud actual, sino que más bien hay que hacerse joven para llegar a comprenderles y poder establecer así un puente afectivo que les estimule a pensar.















19/12/07

Retrato

La primera fotografiada es mi amiga y compañera de piso, Nuria. seria pero alegre, ha sido capaz de ayudarme a hacer esta práctica que tantos problemas me traía en un principio.

Sin duda, la fotografía más complicada ha sido la de ponerse triste. Por lo visto no podía concentrase a mi lado y yo le causaba demasiada risa. Con lo cual ha sido relativamente sencillo hacer la pose de alegre, feliz o contenta.

En un principio mi objetivo como modelo era otra amiga: Ángela. Que acepto alegremente ya que le gustan las fotos y ser fotografiada, sin embargo las complicaciones a la hora de vernos no tardaron en llegar y mi persona seleccionada pasó a ser Nuria.

La segunda fotografiada es Yolanda Cagigas Ocejo, directora del Archivo General de la Universidad de Navarra. La misión del Archivo General es planificar, implantar y evaluar un sistema de gestión de la documentación administrativa y de archivo, así como conservar, preservar, organizar, describir y hacer todos los fondos documentales, administrativos e históricos de la Universidad.

A su vez, fue mi asesora en mi primero carrera, durante mi estancia en el Colegio Mayor Aldaz. Con lo cual la vergüenza pasada fue insignificante, ya que ya nos conocíamos.

La realización de las fotos fue sencilla y ella no me puso ningún tipo de impedimento. Por lo visto era una auténtica experta posando para alumnos de fotoperiodismo, porque el pasado año otra alumna había realizado esta misma práctica con ella.

Sin más comentar que la práctica de los retratos ha estado bien, aunque estoy segura de que alguno de mis compañeros lo habrá pasado mal a la hora de entrevistar a sus asesores.










28/11/07

REFLEJOS

Siempre me ha gustado ver las cosas que se reflejan. Es curioso como cambia todo con la luz.

Ya he visto fotos con reflejos y son una pasada, por eso espero que las mías salgan bien y me gusten. Sin embargo, la práctica no ha sido tan sencilla ni mucho menos tan divertida como había imaginado.

Empiezo a sacar fotos en casa, pero no estoy demasiado imaginativa y nada me gusta, así que me visto y para la calle.

Siempre consigo hacer fotos el día que más frío hace de la semana. Es una locura andar por ahí sin rumbo alguno y pasando frío. Recomiendo a todo el mundo salir de casa estos días sola y únicamente si tiene alguna meta, como ir a clase o comprar el pan.

Hace viento, y mi experiencia ha comprobado que viento es igual a frío. Para el colmo me he empeñado en sacar fotos al lago de Yamaguchi, pero el agua está revuelta y ahí no se produce reflejo alguno.

Empiezo a desesperarme (siempre me desespero muy rápidamente), pero no siento los pies y llevo dos pares de calcetines. Esto no puede ser verdad…

Sin embargo, otra parte de mi me ayuda a continuar, y por fin mi mañana de reflejos empieza a tener algún sentido, algo positivo.

Me quedan dos fotos cuando decido regresar a casa, pero no pasa nada, fijo que encuentro algo que se refleja.

Nada más llegar al portal de casa veo una bici. Creo que no hay nada que se refleje, pero me da igual, yo saco las fotos a la bici, que a mi me gusta!












27/11/07

CONCURSO

¿Quién ganará? Toda la clase nos presentamos. Alguien tiene que ganar, no? Posiblemente yo no, pero la ilusión no me la quita nadie. A mi me gustan mis fotos y eso me vale.

He elegido un buen día para hacer las fotos que voy presentar. Dispongo de poco tiempo, pero he tenido suerte; es un día muy frío pero soleado. Decido hacerlas al mediodía, es una buena hora. El sol golpea con fuerza, lo cual espero que me ayude a no perder el tacto de la cámara, ya que mis dedos están empezando a perder la sensibilidad. El frío me quema y no puedo abrigarme más.

Sin embargo, no pierdo la esperanza, estoy contenta con el trabajo que estoy realizando, de lo contrario hubieran sido unas desesperantes horas.

Me apetece realizar la práctica, estoy contenta y las sombras que provocan los árboles con esas entradas de luz son preciosas, tanto que no dejo de fotografiarlas.

A pesar del frío, hay gente por la calle, supongo que la mayoría de ellos se dirige hacia sus respectivas casas a comer con sus familias.

Me miran como a un bicho raro, incluso hay una mujer que me dice con muy mal tono y una cara muy desagradable-“a mi no saques, e!”-. Yo me disculpo poniendo buena cara y diciéndole que no le he sacado; pero sólo recibo a cambio un “gracias” muy obligado que hubiera preferido que no me lo diese.

Es la primera vez que veo la nueva estación de bus. Me gusta. Decido no entrar dentro, pero intento imaginarla.

Tras varias horas de paseo por Pamplona, es hora de volver a casa. Espero que me gusten, de lo contrario tendré que volver a pasar frío y realizar de nuevo la práctica.










25/11/07

DIA DE LAS 1000 FOTOS


Son las 7.30, suena el despertador pero yo me vuelvo a dormir. Oigo un ruido y alguien abre la puerta; es Paula:” Andreilla son las 8.00”-me dice-. Efectivamente es la hora de levantarse y de repente, veo la cámara de fotos. ¡Qué pereza! Hoy tengo que hacer 1000 fotos. Ayer lo pensé y por eso la dejé en la mesilla de noche junto con una lámpara de IKEA y un libro que un día de estos voy a terminar.

Voy a empezar a hacer la práctica, así que comienzo a hacer fotos a todo. Mi desayuno me da mucho juego y empiezo a hacer composiciones hasta que me canso y me levanto para sacar fotos a toda la casa. Sonrío cuando me acerco al baño y recuerdo el comentario que hizo
nuestro profesor sobre las fotos en la ducha; de modo que vuelvo a mi habitación y lanzo la cámara contra las sábanas revueltas.

La verdad es que da muchísima vergüenza llevar la cámara a clase, sé que ese era el deseo de nuestro profesor, pero así y todo la dejo y me voy a clase. Sin embargo, pronto me daré cuenta del error que he cometido. A lo largo del trayecto podría haber sacado más fotos; por ejemplo, a una serie de sauces llorones con los que me rozo la cara todos los días, porque voy mirando al suelo para no tropezar con las baldosas que están rotas.

La mañana ya ha finalizado, y hay que comer. Nada más llegar a mi casa cojo la cámara y voy a la cocina a continuar con mi práctica. Mis compañeras de piso forman parte de ésta y como saben que la cámara no lleva carrete, no hacen ningún esfuerzo en salir bien en mis fotos. Nunca llegaré a verlas pero seguro que habrían salido un poco borrosas, ya que el objetivo se ha empañado al acercarme al fuego.

Este ejercicio está pasando de aburrido a cansino, así que espero aprender y mejorar, para que no resulte una pérdida de tiempo. Creo que en realidad lo que ocurre es que lo comparo con la práctica de los peluches que resultó bastante más divertida.

Por fin decido llevarme la cámara de paseo y saco a todo lo que antes me había planteado, pero al llegar a clase, no hay quien se atreva a sacar la práctica, me daba vergüenza .Mas tarde me animo y me la llevo al gimnasio. . Es aquí donde empiezo a pasármelo bien, ¡qué pena que el día esté finalizando, y que no llevara el carrete! las fotos hubieran estado divertidas. Pero la práctica es así, y así debe ser; de modo que me quedo pensando que sacar fotos está muy bien, pero no tanto el tener que escribir 500 palabras sobre ellas como supongo que tendré que hacer un día de estos. y que es lo que estoy acabando justo ahora.

14/11/07

AMATXIEN ESKUAK




El 10 de junio de 1973 se celebró en Oiartzun (Guipúzcoa) un homenaje a un bertsolari। A este acto fue invitado Xalbador, el pastor de Urepel (Baja Navarra)। Cuando le tocó su turno, se acercó con solemnidad al micrófono। Su figura mostraba a un hombre sereno y rebosante de confianza। Don Juan Mari Lekuona fue el encargado de comunicarle el tema sobre el que debía cantar de un modo improvisado: “Xalbador, éste es tu tema, las manos de la abuela, “amatxiren eskuak”. Tras unos segundos de concentración empezó a cantar con una melodía suave y nostálgica:

Aizu, amona, aspaldian zu etorri zinen mundura,ta zure baitan ibili duzu zonbait-zonbait arrangura;nik ikustean begi xorrotxez zuk duzun esku zimurra,laster mundutik joanen zarela etorzen zeraut beldurra

Escucha abuela,hace ya mucho tiempo que viniste al mundo,y en tu interior has pasado muchas preocupaciones।Al contemplar con mi fina mirada esas queridas manos arrugadas,me viene un temor de que pronto tendrás que dejar este mundo

Los oyentes no esperaban esta salida। Mirando a Xalbador podrían asegurar que no es un ejercicio de erudición y rima el de éste buen pastor।En su cara parecía vislumbrarse una añoranza de esa “amatxi”. Xalbador, sin cambiar el gesto grave y profundo de su rostro, canta su segundo bertso:

Beste amatxi asko ikusi izan ditut han-hemenka,Jainkoa, otoi, ez dadiela gaukoan eni mendeka:zure eskuak ez bitza, otoi, behin betiko esteka,semeatxiak hain maite baitu esku horien pereka.

He visto en todo el mundo a otras muchas “amatxis”,Señor, por favor, que me perdonen hoy lo que digo,que tus manos, “amatxi” mía, no se agarroten nunca,pues éste tu nieto tanto ama las caricias de esas manosa arugadas

Cuando los oyentes todavía no se habían repuesto de la emoción, Xalbador lanzó al aire su tercer bertso:

Ene amatxik mundu guzian ba ote zuen berdinik?Dudatzen nago hardu dukeen nehoiz atseginik;orai eskuak ximurtu zaizko zainak hor dazura urdinik,eta ez dago arritzekoa horrenbeste lan eginik

Mi “amatxi” en todo el mundo ¿acaso tendría una igual?estoy dudando de que alguna vez hubiese tomado un descanso,ahora se le han envejecido las manos,y sus venas azules las tiene ahí a la vista,no es de extrañar... ¡tanta labor han hecho!Xalbador con esa mirada suya perdida en el horizonte está viendo a su abuela trabajando, hilando la lana, cuidando la olla en el fuego, meciendo la cuna de su nieto, desgranando las mazorcas de maíz o las cuentas del rosario. Una abuela, con unas manos arrugadas, que fue la memoria de esa comunidad familiar.











24/10/07

EL MERCADO DE SANTO DOMINGO





El mercado de Santo Domingo me pareció increíble, realmente bonito. Sabía bien donde estaba y sin embargo no había estado nunca. Por supuesto, nunca imaginé que fuera tan grande, y mucho menos que tuviera dos pisos.



Esa mañana hacía mucho frío y tras llegar al centro en villabesa, anduve hasta el mercado pensando en mis cosas, de modo que al llegar allí con mi cámara me quedé paralizada y
aterrada. Me daba pánico tener que hacer fotos a aquellas personas que no dejaban de mirarme. Nunca me había sentido tan observada.


En un principio, quería que cada persona sólo tuviera que verme una vez y olvidarse de mí para siempre.; sin embargo, eso no fue posible porque al final decidí dar una primera vuelta y situarme para perder la vergüenza. Era tal el descaro de algunos que incluso podía leerles el pensamiento; clavaban su mirada en mí, me miraban como a un bicho raro y el pánico volvía. Me arrepentí una y otra vez de no haber ido acompañada.



Pienso que si en algo destaco entre es en que soy bastante abierta; las personas mayores deben ver en mí a una chica simpática y fiable porque siempre me dirigen la palabra allí donde voy; así que, no iba a rajarme ahora. Era mi oportunidad de ser la persona más amable del mundo.




Empecé mi recorrido por las señoras que vendían bacalao. Me parecieron muy simpáticas y se dejaron fotografiar sin problemas; incluso pareció que les alegré la mañana. Muchos abueletes posaban para mí y es así cómo descubrí que es más sencillo fotografiar a los compradores o paseantes, que a los vendedores. Algunos
pasaban allí toda la mañana, era como su segunda casa.







No era una mañana muy concurrida en el mercado y pensé que no encontraría niños. Sin embargo, no perdí la oportunidad al ver dos, con sus respectivas amatxus; y tras preguntar educadamente si podía sacarles unas fotos, no dudé en hacer unos primeros planos de Álvaro y Pablo, que así se llamaban.




Por lo visto, nadie quiere salir en el periódico y tenía que dar todo tipo de explicaciones sobre mi vida y mi práctica. De lo contrario, no se dejaban fotografiar.




No tardé mucho en reconocer al carnicero del cual nos habían hablado en clase pues nos habían enseñado una fotografía suya con un pedazo de animal entre las manos, y que no tenía intención de ver de nuevo. Tampoco tardé en convencer a la frutera que me preguntó si me importaba que saliera comiéndose un melocotón. Por supuesto, yo le dije que no e hice mi trabajo lo mejor que pude.



Acababa de desayunar, pero no rechacé una deliciosa pasta que me ofreció el vendedor de rosquillas. El no quería salir en las fotos, pero sí aquel espectacular puesto de dulces
. Así que lo fotografié junto a una tímida compradora que se puso como un tomate al verse fotografíada.


Cada vez me animaba más. Sin embargo, el carrete se estaba acabando y por tanto mi mañana en el mercado también. Decidí sacar mis últimas fotos al lugar y salí de allí orgullosa y sonriente mientras todos se despedían de mí una última vez.



Sin duda, un día de éstos volveré y compraré pastas. No será como primera vez, pero sí igual de agradable.







18/10/07


MI PELUCHE

Sólo tengo un peluche en mi habitación, ningún juguete más. Preside mi cama y lo tengo desde que mis abuelos me lo regalaron unas navidades hace unos doce años. Es una coneja con un lazo rosa, y su nombre es Natacha. Está vieja y posiblemente un poco sucia. Pero ahí sigue, a mi vera. Allí donde vaya yo.

Una de mis compañeras de piso, Nuria, la desprecia, dice que está sucia y la tira. Yo me enfado porque ella no entiende que llevo con ese peluche desde que era una niña.
A Leti tampoco le gusta Natacha. Y no es para menos. Suele venir a dormir a casa de vez en cuando, pero un día lo pasó mal; tuvo pesadillas con Natacha. Nunca me ha contado lo que pasó, pero desde entonces no quiere dormir cerca de mi peluche.
Tenía claro que Natacha iba a ser mi juguete fotografiado…, hasta que llegó el momento de hacer la práctica. Estaba en mi habitación, hice una buena
composición, saqué una foto, y no me gustó. Así que decidí cambiar inmediatamente de juguete. Me dirigí al cuarto de mi amiga y cogí unos muñecos de colores que estaban perfectamente ordenados. Sin duda, ellos colocados fueron mi escenario.
Telas, trapos y pasminas estratégicamente colocados fueron mi escenario. Focos y distintos flexos también. Y el mejor aliado: el espejo de mi habitación. Realicé mis fotos con ganas, esperaba que salieran bien y creo que así fue. Me gustan los contrastes de colores y las distintas iluminaciones, y creo que he conseguido algo de lo que quería.

Natacha se quedó de lado, pero no otro juguete que tenía en una de mis baldas. Mi hermano me regaló hace unos años un nomo que a mi me encanta, pero como era de esperar, a todo el mundo le parece feo, especialmente a Nuria.
Fue una mañana entretenida. Estuve sacando fotos hasta la hora de comer. Pasé horas tirada en el suelo entre peluches y telas, mientr
as Paula y Nuria se reían de mí y de mis ocurrencias sobre las composiciones de mis distintos escenarios creados para una sesión de fotos a juguetes.

Lo único malo de la realización de ésta práctica fue el aspecto con se quedó mi habitación al terminar. Aquello era una leonera. No suelo tener la habitación muy ordenada, pero eso era demasiado. Este año estoy mejorando considerablemente con respecto al pasado. Pero la competencia es alta. Nuria es adicta al orden, es muy perfeccionista; y además vive en la habitación de al lado. Me ha dicho varias veces que si mi madre viera este año mi habitación, estaría orgullosa de mí. Y es que ésta dice que soy peor que mi hermano, que ya es decir.


Esa misma tarde decidí llevar las fotos a revelar. Pero nunca pensé que horas después las abriría y encontraría las de una familia desconocida para mí, de vacaciones. No quise cotillear y llevé de nuevo las fotos a la tienda.


Mi agilidad me salvó; y es que tuve la suerte de que las fotos del peluche nunca habían salido de la tienda. Nadie había ido a recogerlas y sanas y salvas llegaron a mí.

16/10/07

HISTORIA DE UN ÁRBOL



Difícil es la elección de uno entre tantos. Pero no para mí que los tengo en casa. Se trata de las viñas cultivadas en las laderas del monte de Bilbao. Éstas recorren 6,5 hectáreas que pertenecen a mi familia desde hace décadas, sin embargo, la cosecha tan sólo tiene 2 jóvenes años.
Por tanto, mi elección no es la de un único árbol, sino la de un conjunto de ellos, algo tan sencillo como una serie de parras con uvas; lo cual ha emocionado a mi padre más que a ningún otro ya que estoy fotografiando "sus parras".

Antes de llegar a mi destino para la realización de ésta práctica, ya sabía exactamente hacia dónde me iba a dirigir de entre todas esas hileras de árboles.La semana pasada, mi abuela dando uno de sus largos paseos descubrió entre aquel montón de uvas "Ondarribi Zuri" (que así se denomina ésta) una parra de uvas Antes de llegar a mi destino para la realización de ésta práctica, ya sabía exactamente hacia dónde me iba a dirigir de entre todas esas hileras de árboles.La semana pasada, mi abuela dando uno de sus negras. ¡Qué raro! pensarían algunos; pero tan sólo se trata de una minúscula semilla que se ha colado entre el resto. Incluso apostaría que hay más. Pero la curiosidad no me mata y espero tranquila a que mi abuela venga emocionada a decírmelo.

Lo más interesante fue sin duda mi espedición por todo aquel bosque de insectos y animales. Entre topos, lagartijas, mariposas y arañas, además de hortigas, estaban aquellas uvas.
Aunque la experiencia fue divertida, no lo fue tanto empotrar mi cara contra una tela de araña nada agradable y no comerme de milagro una gran araña amarilla. Aun así, de toda experiencia se aprende, y es que descubrí que un montón de arañas hacían sus telas cruzando los caminos de un lado a otro y no entre las parras como imaginaba hasta ahora.
Pero todavía no he contado lo más importante. ¿Qué obtenemos de todas estas uvas? ¿Cómo lo obtenemos? El procedimiento para obtener el Txakoli (un vino blanco), es sencillo. Tras someter la uva Ondarribi Zuri a una larga maceración prefermentaria con el fin de extraer todo el potencial de la uva, se prensa durante 21 días a 14º C. Finalizada la fermentación se somete el Txakoli a diferentes trasiegos. Y por último, se tiene en reposo durante un més en las bodegas y se embotella.

Para finalizar la historia del árbol y como curiosidad se puede observar en las fotos que este tipo de uva no es como las que estamos habituados a ver, sino que se encuentran mucho más unidas y son más pequeñas.